La semana pasada tuve el placer de escuchar, ver y sentir a Mario Alonso Puig en acción. Unas horas después estaba en un avión leyendo uno de sus libros, "Reinventarse". Lo compré para un amigo en el mismo aeropuerto, de camino a Tenerife, donde pasaría un par de días en un congreso farmacéutico. Mi amigo no llegó a la cita y me quedé el libro.
Me gustó, incluso si no fue capaz de superar la intensidad del directo. Y desde entonces he regalado algunos ejemplares, por si a alguien más le despierta la conexión con su sabio interior.
No esperaba que este hombre de mirada serena y palabras claras se fuese a convertir en mi primera gran inspiración. A él le quise agradecer al día siguiente cómo vibramos en la sala... pero no le encontré en la red. A él le dediqué la ponencia canaria, desde el pequeño homenaje de mi salakov. A él mi gratitud desde aquí, por inspirar un nuevo liderazgo.
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